El valor de las líneas y la importancia de las direcciones
Cada uno de los hexagramas del YiJing se compone de dos trigramas que representan dos fuerzas en movimiento, que o bien se apoyan mutuamente, o bien se penetran mutuamente, o bien luchan mutuamente, o bien huyen mutuamente. De este modo se crea una tensión o dirección de fuerzas dentro del hexagrama, que decide su carácter. Pero para comprender el equilibrio o desequilibrio de fuerzas debemos considerar el valor de cada línea. Este valor depende de la posición relativa de cada línea en la composición del hexagrama. En cierto modo, es como escribir música. No es sólo el tiempo o la calidad de la nota lo que decide la melodía, sino el lugar en el que se sitúa la nota y la tonalidad lo que determina el carácter de la composición.
En el hexagrama, el valor de cada línea depende de su posición relativa, en la composición del hexagrama.
Del mismo modo, debemos considerar el lugar que ocupa cada línea en su sucesión desde la base hasta la línea superior. La primera línea indica la situación de partida, es decir lo que somos ahora. Por el contrario, la línea superior es el resultado de lo que queremos conseguir, o el resultado probable de nuestras acciones. La primera es el resultado de acciones anteriores, en nuestro ejemplo es una línea yang, la última es el resultado probable de nuestra acción actual, indicada por una línea yin. Las líneas que siguen a la primera línea son yin y yang, alternadamente, quebradas o enteras, de modo que obtenemos la siguiente imagen, en la cual las líneas yin son receptivas y las yang activas:
La relación más estrecha existe entre marido y mujer, y entre madre e hijo. En términos de poder político o importancia en la vida individual, la quinta línea es la más importante y, por tanto, se compara con el gobernante, mientras que el ministro y el funcionario (que por estar alejado del regente se compara con un funcionaria de provincia) son los órganos que ejecutan órdenes pero no actúan por iniciativa propia. La primera y la sexta línea son menos importantes desde el punto de vista de la acción, porque son reactivas. Los indicadores más importantes de la acción son la segunda y la quinta línea. Pero si lo que nos preocupa es el carácter en general, tenemos que considerar tanto los trigramas interiores como los exteriores, como se ilustra en el siguiente hexagrama:
A y B son los dos trigramas exteriores que forman el hexagrama. C y D son los trigramas interiores que muestran tendencias subconscientes o inconscientes. Se superponen y son factores secundarios, a menudo compensatorios, que afloran a la superficie sólo en determinadas condiciones.
La línea 1 pertenece a A.
La línea 2 pertenece a A y C.
La línea 3 pertenece a A, C, D.
La línea 4 pertenece a B, C, D.
La línea 5 pertenece a B y D.
La línea 6 pertenece a B.
Sólo hay dos direcciones, a saber, hacia arriba y hacia abajo, que se alternan, pero tienen cinco resultados diferentes si se combinan en hexagramas.
- Divergencia.
- Oposición
- Penetración
- Paralelismo (ambos hacia arriba)
- Paralelismo (ambos hacia abajo)
En cuanto a las direcciones de movimiento de los trigramas, son las siguientes:
Lo Creativo (el Cielo) es ascendente.
Lo Receptivo (la Tierra) es descendente.
Lo Suscitativo (el Trueno, que tradicionalmente, surge de la tierra) es ascendente.
Lo Suave (el Viento) es descendente.
Lo Abismal (el Agua) es descendente.
Lo Adherente (el Fuego) es ascendente.
El Aquietamiento (la Montaña) es descendente.
Lo Sereno (el Lago o Pantano, cuyos vapores ascienden) es ascendente.
Dado que se trata de estados de conciencia, condiciones de vida y otros fenómenos inmateriales, que son estados de transformación nacidos de leyes inherentes, tenemos que considerarlos como los factores más importantes de la vida. Las opiniones pueden diferir en la interpretación de los seis lugares de un hexagrama. Si un hexagrama corresponde a la constelación de nacimiento de un individuo concreto, podemos dividirlo en seis períodos de diez años cada uno, ya que el ciclo vital medio (no obstante la duración real de la vida, que en el caso individual puede ser mayor o menor) se supone según la tradición china como un período de sesenta años. Dado que sólo se trata de valores medios, incluso los periodos de diez años pueden representar un intervalo más corto o más largo, según el ritmo de vida del individuo en cuestión. Por lo tanto, hay que ser muy cuidadoso en la aplicación de este principio.
Además, no sólo hay líneas mutantes, sino que cada línea tiene su propio movimiento, que determina su valor en la combinación con otras líneas. Tres líneas juntas forman una unidad (trigrama) que como tal se mueve en dirección ascendente o descendente. Esto puede, como hemos visto, influir en el otro trigrama del hexagrama, ya sea fortaleciéndolo, penetrándolo, enfrentándolo o negándolo.
Ningún trigrama en sí mismo es afortunado o desafortunado, favorecedor u obstaculizador, sino que depende para ello de la asociación con otros trigramas, internos o externos. La mutabilidad de estos signos dificulta las predicciones, porque aunque los acontecimientos fueran fijos y previsibles, la reacción ante ellos sería variable, y dependería de si uno mantiene o no la misma dirección en su actitud espiritual (o en su comportamiento intencional). Sólo si se fijan dos movimientos seremos capaces de predecir el futuro con un cierto grado de exactitud.